miércoles, 29 de julio de 2015

Asturias de mis amores

Bien quisiera uno que esto no pudiera ser jamás tema de un artículo, o al menos lograr suavizar el tono amargo que sin duda ha de tener este, pero a Asturias no se la lleva en el roncón de la gaita ni se la quiere más por subirse a un árbol a coger una flor para que la ponga en el balcón. Ser y ejercer de asturiano es mucho más que acabar en "es" los plurales o cantar a la vaca de Xuanón. Es, por ejemplo, verla en su realidad con los ojos de un amante dolorido que se niega a cubrirla con falsos velos. Y la realidad que la actualidad nos presenta cada día con su frío lenguaje de índices y números no permite ningún gesto de autocomplacencia; más bien de preocupación por ver que la imagen no sólo carece de lozanía, sino que se ha vuelto fija e inmóvil durante ya muchos años.
  En las últimas semanas se han sucedido una serie de titulares de prensa que dejan poco espacio al optimismo. Asturias recibe de otras comunidades 1.828 millones más de los que aporta, el 8,4 % de su PIB. Por detrás sólo queda Extremadura. O sea, que vivimos en buena medida a costa de los demás, nosotros, que tanto llegamos a alimentar la percepción contraria. Se dan los datos del paro del último trimestre y vemos que la única comunidad en la que no ha descendido es Asturias. Y otro más: tenemos la tasa de natalidad más baja de España y un índice de fecundidad de 0,99, lejos de ese 2,1 en que se fija el umbral del reemplazo generacional. Menos mal que esa hornada que tomó recientemente los sillones municipales viene con grandes ideas para dar solución a nuestros problemas. Los de Corvera, por ejemplo, han tomado la decisión de suprimir el uso del masculino y hablar sólo en femenino para luchar contra el lenguaje sexista. Qué brillante conjunción de inteligencias. Hay que felicitar a los vecinos por haber sabido elegir a unos concejales que están dispuestos a solucionar tan resueltamente el que es sin duda uno de los problemas más acuciantes de su concejo. Pensar que esto puedan leerlo por ahí fuera es para hacer enrojecer a cualquiera que sienta esta tierra. Querida Asturias; qué imagen te están dando.
¿Cómo es posible que hayamos llegado a este estado de postración? ¿Qué ha sucedido en nuestra Asturias? Las leyes de la causalidad no son ciegas ni confluyen sobre una tierra por ocultos caprichos. Nadie está tirando los dados para marcar un destino. Este paraíso natural es el solar de la palabra grandona, de los aumentativos en "ón", de la inclinación a derivar hacia los demás las causas de nuestros achaques; la metáfora del que, siendo de pequeña estatura, tiende a mirar a otros por encima del hombro. En los valles de esta tierra aislada, sencilla, hermosa y transitiva, a pesar del diagnóstico orteguiano, ha anidado desde siempre la mirada corta.
Visión amplia, que sobrevuele las miserias partidistas, habría que pedir ante todo a nuestros políticos, porque voluntad y capacidad habrá que suponerles. Eso y una concepción más desligada del fácil sentimentalismo, que impide observar por comparación y desde la distancia, que siempre es la mirada más fiable. Mientras tanto, vamos a llenarnos de esperanza para no dar la respuesta que todos pensamos al preguntarnos: ¿dónde vas, Asturias?

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