miércoles, 23 de diciembre de 2015

Feliz Navidad

Feliz Navidad a los que ven en ella el reflejo contrario de su pensamiento y tratan de denigrarla y confinarla a los aposentos donde guardamos nuestros recuerdos infantiles. A quienes la tradición les parece una espina que hiere su razón y a los que la miran con la condescendencia del gran magnánimo; a los que les gustaría llevarnos a su racionalidad quitándonos las bellas historias, mucho más si están ligadas al aspecto espiritual de nuestra cultura, y a los que la desprecian porque creen que la ternura y la ilusión no son valores que puedan cotizarse en la modernidad que pretenden. A esa alcaldesa que quiere quitarle su nombre para ponerle el de un fenómeno astronómico y a esos otros que adornaron su ciudad con iluminación navideña sin motivos navideños. Pues a esos también Feliz Navidad.
Feliz Navidad a quienes acaban de entrar en el templo del poder, cada uno a cuestas con sus propósitos y ambiciones. A los que van armados con la honradez y el único afán de servir a los ciudadanos y a los que solo les mueve la oculta intención de medrar y hacer carrera a costa de sus votantes. A todos los que ahora se encuentran deliberando cómo decidir la forma de gobernarnos. Que algún aire nacido en alguna estrella les inspire, que aquí estamos dependiendo de su acierto.
Feliz Navidad a esas gentes que huyen de su tierra porque una fuerza maligna trata de dejarlas sin esperanzas y sin vida, a los que se la juegan en el intento y a los que se agolpan en largas filas confiando en la generosidad de algún país más rico y cargando con sus añoranzas y quizá también con su odio reprimido y sus lágrimas por la casa destruida y por el país que fue y ya no es. Incluso a los asesinos del cuchillo y la bomba, que nada saben del valor de la vida humana. Aunque les ofenda, Feliz Navidad.
Feliz Navidad a esa señora que me encuentro cada mañana sentada a la puerta del supermercado, con su cara de pena y con un cartel de desgracias idéntico al de su compañera de la otra calle, y a la que alguien convenció de que dejara su Rumanía natal porque era preferible vivir aquí tirada en una acera que allí de pie. A los que dedican en silencio buena parte de su tiempo y de su vida a los demás; a las gentes sencillas que cumplen calladamente con su deber a diario sin darse cuenta de que ellas son los verdaderamente importantes; a la cajera que me atiende con una sonrisa sin dejar traslucir su cansancio después de estar todo el día de pie y al vecino que me saluda cada día y me habla del tiempo.
Feliz Navidad a quienes la esperan con ilusión para volver casa con el ánimo de revivir entrañables recuerdos de infancia; a los que la burra que va a Belén bien puede ser un himno de algún momento ya lejano y ahora solo explicable desde lo inexplicable; a ese niño que se sienta nervioso a escribir la carta más hermosa del mundo, esa que empieza por "Queridos Reyes Magos", y luego una lista inacabable. A ti, que me has leído, y a mí, que en eso de tener buenos deseos para uno mismo se demuestra también ser un hombre de buena voluntad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Feliz Navidad a ti,escritor, por reflejar en bella literatura tus pensamientos cada miércoles, y felicidades y,sobre todo,gracias por ese regalo que es leer tu nuevo libro,El entierro de Lucas,tan rico,tan tierno,tan perfecto. Enhorabuena por estar en la primera división de escritores,sólo hay que leerlo para comprobarlo.Mónica