miércoles, 18 de mayo de 2022

Noticia del universo

 La actualidad viene a ser una mezcla de noticias sin más puntos de unión entre sí que su simultaneidad. Tristes, alegres, curiosas o indiferentes, pero casi siempre las que más nos afectan porque son las más cercanas y las que más influyen en nuestra vida diaria. Las que estos días encuentra uno al abrir un periódico o en los titulares de cualquier informativo tienen en su mayoría el sonsonete de lo acostumbrado, como si el mismo guion se repitiese sin cansarse: la imparable subida de precios, la penosa lucha del Gobierno por mantenerse en el poder a cambio de lo que sea, las ocurrencias de algunas ministras, el permanente chantaje de los nacionalistas, el miedo al covid que aún nos amenaza con una nueva ola y, como triste novedad, la guerra en Ucrania y los desastres que está produciendo. Todas nos tocan; de todas nos hacen partícipes, querámoslo o no, aunque solo sea porque hemos de sufrir sus consecuencias, y en este mundo, cada vez más convertido en un patio de vecindad, todas terminan por resultarnos más o menos cercanas. Quizá por eso pasan casi inadvertidas las que se refieren literalmente a otros mundos que, pese a ser una absoluta realidad, se nos aparecen más bien como pertenecientes al terreno de la abstracción.
Un grupo de astrónomos ha confirmado lo que ya se sospechaba: que en el centro de nuestra galaxia hay un agujero negro. Está a 26.000 años luz de nosotros y tiene una masa cuatro millones de veces mayor que el sol. Los científicos dan datos sobre su morfología, lo comparan con el otro agujero negro que se conoce en otra galaxia, explican que concuerda con la teoría de la relatividad y establecen conclusiones que habrán de ayudar a los astrofísicos del futuro a comprender uno de los grandes enigmas del universo. Pero para la mayoría de nosotros eso es un lenguaje sin apenas significado. Uno prefiere hacer una lectura más próxima a sus sentimientos y más reconfortante. Ver en ello un buen pretexto para ser conscientes de la insignificancia de todo lo que nos rodea, pero también para sentirnos participes de un proceso común que se inserta en una unicidad absoluta de origen y destino. Porque somos literalmente materia estelar. Todos los pedazos de materia sólida que existen en el universo son residuos del largo proceso de formación y extinción de las estrellas hasta su conversión en agujeros negros. Este ser que vive y ama y se preocupa por el mañana de cada hoy y ese que está leyendo esto, son polvo de estrellas. Las instancias a quien poder acudir en busca de aclaraciones están ocultas, pero al menos tenemos la certeza de saber que existe un punto absoluto y común.

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