miércoles, 11 de octubre de 2017

La pesadilla

De pronto te encuentras con que ya no eres ciudadano español, o que si quieres seguir siéndolo tienes que dejar de ser asturiano. Te han puesto una frontera y una aduana en el Huerna y en todas las carreteras de salida de Asturias y ahora tienes que llevar un pasaporte cada vez que quieras cruzar aunque sea a la provincia vecina. Has dejado de ser también ciudadano europeo; ya no puedes circular libremente por los países de tu entorno; ahora te exigen pasaporte y visado. De momento sigues usando el euro, pero nada en él hace referencia a tu país porque ya no pertenece al banco emisor. Y resulta que tu Sporting y el Oviedo han sido expulsados de la Liga española y han tenido que montar la suya propia; ahora jugarán con el Tuilla y el Mosconia.
La Historia de España ya no tiene nada que ver contigo; te han enseñado la verdadera versión de Don Pelayo y su batalla, es decir, que contra quien se levantó realmente fue contra los tiránicos y crueles españoles que formaban el reino visigodo y que querían avasallar a las pacíficas gentes del Norte. Has hojeado los libros de Sociales de tu hijo y ves que esto es solo una parte muy pequeña del vuelco que ha dado toda la asignatura de Historia y hasta la de Geografía. Ya no puedes considerar tuyos Las Meninas ni el Quijote, ni el Museo del Prado o la Alhambra, porque están en un país extranjero. El único idioma oficial ahora es el bable o asturiano, como mandan que se llame. El español, esa lengua dominante impuesta desde fuera, queda en los planes de estudio como segunda lengua extranjera, con carácter opcional.
Tantas veces has oído en la televisión pública que España nos roba y que todo cambiaría para mejor, que lo has creído, pero lo cierto es que se ha frenado el crecimiento económico, se ha reducido un 20 por ciento el PIB y han subido los impuestos de forma insoportable. Tu empresa ha decidido trasladar su sede a Madrid y, aunque te han asegurado que no es más que un trámite administrativo, tienes miedo. Están a punto de cerrar las fábricas de esa sidra espumosa que alegraba la Navidad en toda España, porque los aranceles que han de pagar por vender sus productos a un país de la Unión Europea las hacen inviables. Además, al igual que el queso de Cabrales o las conservas, hace tiempo que sufren el boicot que los consumidores españoles han decretado a los productos asturianos. Y sí, tú tienes miedo, porque hasta ahora nada ha salido como te habían hecho creer. Y te sientes confuso y asombrado cuando piensas que todo esto lo han decidido unos cuantos individuos que en conjunto representan más o menos la cuarta parte de todos los asturianos.
Algo le hizo revolverse en el sofá. Abrió los ojos y volvió a cerrarlos apretándolos fuertemente para tratar de espantar los efectos de su imaginación. Todo seguía igual; era un maldito sueño. Entonces se acordó de sus amigos catalanes, con quienes tantos buenos momentos había compartido. Los conocía bien, e imaginaba lo que ellos y otros muchos estarían pasando. Allí este sueño maldito se convertía en realidad. Le gustaría poder hacer algo. De momento fue a comprar una bandera y la colgó en el balcón.

2 comentarios:

Jesús Ruiz dijo...

Genial.

Anónimo dijo...

Maravilloso y original