jueves, 17 de diciembre de 2009

Inconsecuencias

O es que en esta aldea global en que hemos convertido el mundo las noticias ya no tienen impedimentos y por eso nos parece que ahora suceden cosas que antes no sucedían, o es que realmente vivimos una época en que el hombre ha acentuado sus contradicciones y sacado a la luz sus miserias más escondidas. Lee uno los periódicos, sobre todo esos rincones de noticias que suelen pasar desapercibidas, pero que suelen retratarnos mejor que los grandes titulares, y se encuentra con un retablo de muestras de la conducta humana que van de lo curioso a lo sorprendente y a veces de lo dramático a lo risible: fallos judiciales inexplicables, opiniones extravagantes, sucesos inauditos, decisiones estrafalarias. Hechos derivados de la complejidad de la sociedad y que apenas suelen tener más importancia que la meramente anecdótica porque afectan a una parte limitada de ella. Dan más que pensar cuando se consagran en códigos y adquieren categoría de ley.
Aquí, sin ir más lejos, si a usted le da por leer el Código Penal verá que su artículo 334 dice que el que impida la reproducción de una especie amenazada será castigado con la pena de prisión de cuatro meses a dos años. O sea, que si alguien destruye un embrión del quebrantahuesos, por ejemplo, se verá en la cárcel, pero si elimina un feto humano lo hará amparado por la ley. Aun obviando los aspectos morales del caso, queda su incongruencia y la imposibilidad de encajarlo dentro de la lógica. Por supuesto, habrá quien piense que no es el mismo caso. Y no, no lo es. Al margen de las circunstancias coyunturales que afecten a la especie, entre ambos embriones hay una evidente diferencia.

No hay comentarios: