miércoles, 15 de diciembre de 2021

Juguetes para la igualdad

Cada vez le quitan más a uno las ganas de volver la vista hacia su infancia, que por lo visto fue un territorio en el que recibimos unos valores y unos ejemplos justo al revés de lo que deberían ser. Con lo bien que nos sentíamos creyendo que habíamos tenido una niñez feliz, al menos así quedó para siempre en nuestro recuerdo. Tendríamos que pedir cuentas a nuestros padres por tratar de cumplir nuestros deseos y de procurar que nos sintiéramos los amos del mundo aunque fuera un solo día. Por ejemplo, en Reyes. A quién se le ocurre darnos lo que pedíamos. Cómo pudieron tener presente por encima de todo satisfacer nuestra ilusión.  Mira que regalar a mi hermana una Nancy en vez de un balón y a mí un fuerte apache en lugar de un juego de cocinitas. Cómo era posible que el instinto de hacer felices a sus hijos fuera más poderoso que la conciencia igualitaria que debía ser la norma rectora. Claro que en su descargo hay que decir que la culpa era nuestra, de los niños. En vez de ponernos con las mariquitas recortables preferíamos jugar a los indios o a la peonza, las canicas o las chapas, todos juguetes que fomentaban la desigualdad. Y ellas igualmente a lo suyo. Qué grave inconsciencia la nuestra.
Menos mal que tenemos ahí a nuestro inefable ministro de Consumo, siempre velando porque consumamos lo que más nos conviene. Si hace unos días se molestó en enseñarnos lo que deberíamos comer para salvar el planeta, ahora nos muestra qué juguetes debemos comprar a nuestros hijos para que todos y el mundo entero sean más felices. Bueno, todos menos el niño al que se le trae un juguete que no le gusta.
Qué caro y molesto resulta un ministro sin nada de que ocuparse, porque dispone de dineros y del BOE, y como ha de parecer que hace algo para justificar su inútil ministerio, caza al vuelo cualquier ocurrencia para hacerla pasar por una gran idea. La de ahora es pedir a los padres una huelga de juguetes que "reproduzcan roles de género que condicionen la personalidad de los menores"; o sea, que compren a sus pequeños solo los que el ministerio diga, que para eso es sujeto agente del pensamiento único. A nadie se le ocurre dudar de la necesidad de conseguir la absoluta igualdad de derechos entre los dos géneros, pero no de lo que vive en el interior de cada persona. No se pueden igualar las ilusiones ni los deseos, las inclinaciones, gustos, vocaciones o preferencias, rasgos de carácter que precisamente se manifiestan en la infancia y que son consustanciales con la personalidad. Que cada niño reciba el juguete que le haga más feliz y que los padres se olviden de lo que diga ese faro que ilumina nuestras vidas en el Ministerio de Consumo.

1 comentario:

Mónica dijo...

A mí me traían los Reyes Nenucos,Nancys,hulahop....a mi hijo balones, Scalextric,guantes de portero,a mi hija Barbies y castillos de princesas.Hoy los tres somos personas justas,empqticas y honestas....y yo no veo que me falte ningún derecho por más que lo bieque,al contrario que a mi hijo,a quien la presunción de inocencia ya le está vetada si una mujer decide ir a por él....ciudadano Garzón,cuando le sale el ramalazo de su partido comunista y se pone a adoctrinar debería dar mucho miedo...si alguien le hiciera caso.Regalel a sus hijas unos guantes de boxeo si quiere y déjenos a los demás con nuestro dinero,nuestras ilusiones y nuestros hijos.Enhoraburna,Señor Escritoe