Hoy he decidido gastarme una inocentada a mí
mismo. Debe de ser hermoso penetrar en un espacio creado desde las mejores
ilusiones de cada uno y habitar en él aunque sea un solo día al año, y hoy es ese día. Quiero engañarme y vivir
por un momento despreciando la actualidad que nos acongoja el ánimo y
hace que apartemos la mirada de todo lo que de bello y entrañable nos ofrece la
vida. Por un momento, la pringosa capa de miserias que destilan los noticiarios
se va a quedar suspendida y va a ocupar su lugar la imagen de lo que bien
podría ser si todos quisiéramos.
Hoy el día ha amanecido con un tono sereno y un
no sé qué prometedor, y hasta las calles, tan desapacibles siempre en la
madrugada, parecen dar una acogida más cálida a quienes tienen que pisarlas a
esta hora. Veo a un joven que cede el asiento a una señora mayor en el autobús,
que un policía pone una multa a un motorista por el ruido que hace su moto y a
otro que llama la atención a unos mozalbetes por pintarrajear un banco del parque,
y hasta veo a un ciclista que respeta las señales de tráfico. Me encuentro con
un antiguo compañero al que hace tiempo que no veía y noto en sus ojos que se
alegra de verdad de verme. Me dice que al fin sus hijos han encontrado un
trabajo estable, y que el juez de familia que lleva el divorcio de uno de ellos
hizo algo insólito: fallar en contra de la mujer.
Reconforta ver los telediarios y leer la
prensa; se ve en el país un ambiente de sosiego y ganas de evitar la crispación
y de trabajar juntos. Los políticos no se insultan ni buscan las debilidades
del otro; al revés, tratan de fortalecer la conciencia nacional y el orgullo de
lo nuestro; incluso los nacionalistas han dejado de mirarse tanto el ombligo y
están dispuestos en el progreso conjunto de España. Los sindicatos se plantean
renunciar a sus subvenciones para poder dedicarse sin ninguna servidumbre a su
función de defender a los trabajadores y las cadenas de telebasura han
recuperado el concepto de la dignidad y prometen emitir de vez en cuando algún
programa que no haga sentir vergüenza ajena; incluso los de la Sexta están
dispuestos a dar alguna noticia positiva sobre España. La ministra de Educación
ha propuesto recuperar el estudio de las
humanidades y asegura que tratará de llegar a un acuerdo para tener una ley
educativa de ámbito nacional, aceptada por todos. Para colmo, el presidente del
Gobierno ha dicho que a partir de ahora va a cumplir lo que prometa y que no
pensemos que esta es otra promesa que no va a cumplir, y lo ha dicho con voz humilde
y nada engolada.
Qué gran día he vivido, pero mañana ya será 29.