miércoles, 9 de junio de 2021

Otra vez la luz

Otra vez el recibo de la luz vuelve a dar uno de esos saltos a los que nos tiene acostumbrados y, además, esta vez condicionando nuestro tiempo y nuestros hábitos. Esto de la energía eléctrica es todo ello un verdadero enigma en su significado pleno: algo muy difícil de entender o interpretar, algo que no se alcanza a comprender y que nadie es capaz de explicar. Desde luego, nadie lo intenta. Pagamos y ya está. Saben que van sobre algo que nos es imprescindible y que no van a tener enfrente más que protestas de bajo tono y una mansa resignación. Debe de ser que no merecemos ninguna justificación o acaso sea que no la tienen. A lo mejor es que las turbinas giran más despacio a las 2 que a las 3. Pero miren, casi mejor que no nos lo expliquen, porque vendrán con una ensalada de palabrejas y conceptos que le dejan a uno más confundido todavía y asombrado por la cantidad de cosas que paga en su factura. Ya se sabe que todo lo referente a la luz está muy oscuro y que si hay alguien experto en enrevesar cualquier realidad hasta convertir lo más simple en algo completamente incomprensible son las eléctricas, aunque los bancos y las telefónicas no se quedan atrás.

Los indignados de hace unos años que gritaban porque el Gobierno había subido el recibo un 8 por ciento son ahora ministros, y lo han subido un 26 %, y además nos obligan a estar pendientes del reloj para tratar de arañar algún euro a la factura. Y en esto sale la cortita de siempre a explicarnos que el gran temazo no es a qué horas conviene planchar para ahorrar algo, sino quién tiene que hacerlo. Será que así se conjura la pobreza energética. El feminismo como agente redentor y ella como su gran sacerdotisa.

La sensibilidad social de nuestros gobernantes es claramente mejorable. Con el paro desbocado y miles de hogares en ERTES, en un momento de retraimiento profundo del ahorro y del consumo, cuando cuesta más que nunca llegar a fin de mes, nos imponen este brutal tarifazo, que además supone el inicio de una cadena, porque todo lo que consumimos está hecho con electricidad. Echarán la culpa a las multinacionales y a las empresas del sector, pero no estamos ya en la época feudal, cuando el señor del castillo hacía lo que quería con sus súbditos sin que hubiera ningún poder por encima de él. Si hemos elegido un Gobierno es para que proteja a los ciudadanos de abusos y controle el funcionamiento de la sociedad en su conjunto, desde los medios productivos hasta todo aquello que afecte al bienestar general.

No hay comentarios: